Los historiadores sitúan el origen de la achicoria -cuyo nombre científico es cichorium intybus– en las regiones mediterráneas, puesto que en el antiguo Egipto ya era conocida y cultivada, debido a sus saludables beneficios. Posteriormente fueron los romanos y los griegos los que consumían sus hojas crudas o cocidas y utilizaban sus raíces con fines medicinales por sus grandes propiedades, llegando a ser mencionada por Horacio, Virgilio, Ovidio y Plinio.
Durante la Edad Media se mantuvo su uso medicinal e incluso aparece en la orden Capitulare de villis vel curtis imperii, dictada por Carlomagno. En ella, el emperador reclamaba cultivar en sus campos diferentes hierbas y condimentos, entre ellas las Intubas, identificadas hoy en día como cichorium intybus (achicoria).
Posteriormente ya en el siglo XV, Paracelso, considerado por algunos historiadores como el precursor de la biología, la antropología y la bioquímica, la recomendaba en emplastos para las irritaciones de la piel y también en infusión para tratar enfermedades del hígado y sistema digestivo. Entre las propiedades que se le asociaban por aquella época se incluía una función depurativa sobre el hígado y efectos sedantes y cicatrizantes.
Introducción en Europa
Su introducción en Europa data del siglo XIII y fue durante el siglo XVII, cuando se extendió el uso de su raíz tostada como infusión debido a las restricciones al transporte que impidieron la importación de productos tropicales, como el café, lo que llevó a que se expandiese su cultivo durante las guerras napoleónicas.
Durante las épocas de crisis económicas la utilización de la raíz de achicoria como sustituto del café se hace más intensiva. Así sucedió durante los conflictos bélicos de ámbito mundial en toda Europa, extendiéndose su consumo por Bélgica, Holanda, Alemania y Francia.
A pesar de ser un producto cultivado en el Antiguo Egipto por sus propiedades beneficiosas para la salud y muy consumido como infusión en Europa en el siglo XIX, en España su consumo no arraigó hasta principios del siglo XX. A partir de ahí se incorporó como producto alimentario y su comenzó a utilizar para preparar infusiones, tal y como se sigue haciendo hoy en día.
Tras la Guerra Civil, época en la que escaseaba el café, fue un producto muy apreciado por la mayoría de la población.
Uso con fines saludables
A día de hoy, la achicoria se sigue tomando gracias a sus múltiples y saludables propiedades. Y es que es un alimento 100% natural, rico en fibra y vitaminas y minerales.
Su alto contenido en fibra ayuda a mejorar el tránsito intestinal. La principal fibra que contiene se denomina inulina y su consumo favorece el sistema digestivo y la salud cardiovascular. Por otro lado, también contiene intibina, un compuesto amargo que favorece la secreción de jugos gástricos, lo que facilita la digestión de los alimentos.
Además, cuenta con otras propiedades beneficiosas, diuréticas y antioxidantes. Contiene betacaroteno y provitamina A, potentes antioxidantes, y cuenta con un alto contenido de vitaminas y minerales: calcio, hierro, potasio, magnesio y fósforo.
También nos ayuda a descansar y dormir mejor, puesto que, al no contener excitantes, ni teína, ni cafeína, no altera nuestro descanso.
Por tanto, la achicoria lleva miles de años ayudando a la humanidad a mantenerse sana y saludable. Hoy en día puedes encontrarla fácilmente en el lineal de café, de los supermercados y tiendas de alimentación, como Mercadona, Eroski, Alcampo y Carrefour. ¿Teniéndolo tan fácil vas a renunciar a unos beneficios que ya los antiguos egipcios descubrieron?