Momentos

Achicoria, una tradición de padres a hijos

La achicoria nos evoca desayunos de infancia, tardes compartidas en familia, y al caer el día, momentos de relax y confidencias con nuestros mayores. Ellos nos lo han enseñado todo, nos han dado cariño y la fuerza con que enfrentarnos a la vida. Nos han levantado cuando nos hemos caído y siempre siempre están ahí.

Se acerca el Día del Padre y el mejor regalo que le puedes hacer es tu tiempo. Un tiempo de calidad. Un tiempo en el que le puedas demostrar que todos sus esfuerzos no han sido en vano. Que eres su legado y has heredado sus tradiciones, sus valores y sus rutinas, pero sobre todo que te importa. Y que ha llegado el momento de vivir todo eso juntos, ahora que con la perspectiva de la edad y la madurez, las cosas se ven de otra manera.

Nunca deberíamos alejarnos de aquellos que nos dieron la vida dejándonos lo mejor de la suya. Y siempre deberíamos intentar devolverles, una parte de lo recibido incondicionalmente con todo el cariño, aquello que nos hizo tan feliz en la infancia. Cuando éramos absolutamente dependientes de ellos. Enseñarles que aunque ya volemos solos, una parte de su esencia se ha quedado con nosotros y forma parte de nuestras vidas. Esos hábitos saludables que nos inculcaron, colaboran a que ahora nuestra vida sea mejor y nos acerca a ellos en el día a día, cuando la vorágine del trabajo, la casa, los compromisos sociales…nos hacen dedicarles menos tiempo del que, en realidad, nos gustaría.

Una taza de achicoria compartida, el mejor regalo

El 19 de marzo, el Día del Padre, está a la vuelta de la esquina, y este año te proponemos un plan diferente. Sorprende a tu padre…y por qué no también a tu madre, invitándoles a compartir una velada íntima, en casa, y en la mejor compañía. Los tres solos con una taza de achicoria entre las manos. Y aprovecha para decirles todo aquello que nunca les dices y que es necesario.

Sé consciente de que este es el mejor regalo que puedes hacerle, disfrutar a su lado tiempo de calidad, escucharle y conocer, de verdad, cómo está, qué le pasa y cómo se siente. Y a su vez, brindarle la oportunidad de que te conozca a ti, tu día a día, tu momento vital, quién eres ahora que hace tiempo dejaste de ser “su niño”.

La achicoria, esa bebida caliente de tu infancia, puede ayudaros a evocar todos esos momentos compartidos alrededor de una mesa, en familia, felices. Aprovechar ahora para desempolvar el álbum de fotos y rememorar juntos lo vivido. También podéis rescatar el dominó o aquel juego de cartas con el que os entreteníais las tardes de domingo. O ver juntos esa peli que se convirtió en tu favorita porque también era la de él. Esos lugares comunes que tu padre te enseñó y que forman parte de vuestros recuerdos y vuestra vida juntos. Y ¿quién sabe?, quizá hasta podáis convertir estos instantes en una bonita tradición que se repita de manera asidua, una vez por semana, o al menos, una vez al mes.

¿Se te ocurre mejor regalo que disfrutar de tiempo compartido con tu padre en su día y siempre, alrededor de una taza de achicoria?

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